Durante nueve días se ha estado viendo cómo las manifestaciones pacíficas de Madrid se veían irrumpidas por la violencia espontánea en un momento dado.
En cambio, hoy, se han concentrado en todas las capitales de provincia en toda España miles de personas en la misma sintonía pacífica protestando con los mismos fines y proclamas, pero esta vez sin episodios de violencia. ¿Por qué?
Esto demuestra con claridad que la violencia de los nueve días restantes han sido protagonizadas por grupos ultras y violentos que, ni siquiera sabían los motivos reales de las concentraciones y cuya presencia era con la finalidad de tener la excusa perfecta para ejercer la violencia, concretamente hacia la policía para provocar cargas e irrumpir el pacifismo de la gran mayoría presente.
¿Por qué hoy en toda España y multiplicándose infinitamente la cantidad de gente asistente no han habido cargas?
El principio de oportunidad en criminología es clave para entender esta ausencia de violencia.
Las concentraciones de hoy eran durante el día. Por una parte, y resulta obvio, los grupos ultras que participaron anoche aún no se habrían despertado o, en algunos casos, estarían en calabozos tras ser detenidos anoche o a disposición judicial.
Por otro lado, en contra de lo que sucede por la noche, los ultras violentos en una concentración diurna serían más fácilmente identificados entre la muchedumbre. El principio de oportunidad que ofrece la noche para mantener el anonimato y la ocultación del rostro son claves entre el modus operandi de los grupos ultras violentos.
Otro de los principios en los que se fundamentan estos grupos son la actuación encubiertos por la masa. No es lo mismo una masa violenta, encapuchada por la noche que por la mañana. De nuevo, serían fácilmente identificados y no pasarían tan inadvertidos entre la gente.
Y en este sentido, la masa lo es todo para ello. Las actuaciones individuales saben que no sirven para nada y se tienen que hacer fuertes entre la masa de iguales.
Por todos estos motivos, que generalmente dan lugar a la ausencia de grupos violentos, no se han producido agresiones, lanzamiento de objetos, etc…, y, por tanto, no se han producido cargas policiales.
Cabe significar que la presencia policial siempre es para proteger el orden y a los manifestantes pacíficos de este tipo de grupos violentos.
Se evidencia que, si no hay violencia, no hay incidentes con la Policía y todo discurre con normalidad. Ejemplo de ello el de hoy, donde en concentraciones de más de 50.000 personas en algunos lugares no ha habido ni un solo incidente reseñable. La culpa de las cargas policiales no las tiene la policía, sino los asistentes violentos.
Luis Martínez – Criminólogo