La Guardia Civil, en una operación conjunta con la Policía Nacional y la Policía Nacional colombiana que ha contado, además, con la colaboración de INTERPOL, ha desarticulado una organización criminal de origen colombiano asentada en España y dedicada al tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual.
Han sido liberadas 18 víctimas, principalmente de origen colombiano, que eran captadas en su país origen para ser explotadas sexualmente en España y a las que retiraban su documentación personal hasta que abonaran una deuda de hasta 3.400 euros. Han sido detenidas 11 personas en Almendralejo (Badajoz) y siete en Arrecife (Lanzarote), de los cuales seis ya han ingresado en prisión.
La investigación policial se inició tras oír en declaración a una de las víctimas que alertaba de la existencia de un entramado criminal, de índole familiar, asentado en la provincia de Badajoz y en la isla de Lanzarote, que se dedicaba a captar mujeres en Colombia para ser enviadas y explotadas sexualmente en España.
En Badajoz y Lanzarote
La organización criminal captaba a las víctimas en su país de origen, principalmente Colombia, atendiendo a criterios de pobreza, necesidad y especial vulnerabilidad, debido a la carencia de trabajo e ingresos, ofreciéndoles una vida mejor en España para cubrir sus necesidades personales y familiares.
Las víctimas eran trasladadas en avión, haciéndose cargo el entramado de todos los gastos relacionados con su traslado, la tramitación del pasaporte, la compra de los billetes, el suministro de una cantidad de dinero en concepto de viático (en torno a 1.000 euros) y los trámites para el cruce de fronteras. A cambio, las victimas asumían una deuda económica que podía ascender hasta los 3.400 euros, retirándolas su documentación personal hasta que ésta quedara saldada.
Una vez en España las mujeres eran trasladadas directamente a un club de Lanzarote o recogidas en el aeropuerto de Madrid a través de un servicio de vehículo compartido que las conducía a la localidad de Almendralejo (Badajoz), donde la organización disponía de una casa-club, con el fin de ser sometidas al ejercicio de la prostitución. Los explotadores también acostumbraban a intercambiar las mujeres entre los diferentes locales y pisos de los que disponían en Badajoz y la isla de Lanzarote.