La Audiencia de Granada ha condenado a 22 años de prisión a un joven militar que mató a su ex pareja. Le condena por un delito de asesinato con la agravante de parentesco y de actuar por motivos de género y también tiene en cuenta la atenuante de confesión. El hombre fue juzgado por un jurado popular, que lo declaró culpable por unanimidad.
El condenado, además, tendrá que indemnizar a la hija de la víctima -fruto de una relación anterior- con 600.000 euros por los daños morales causados y al padre de la víctima con 100.000 euros en concepto de responsabilidad civil y se le prohíbe aproximarse o comunicarse con la hija, padre y hermano de la víctima por un periodo de 25 años.
En la sentencia de la sección segunda de la Audiencia de Granada, contra la que cabe recurso ante la Sala de Apelación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, se recogen los hechos probados por el jurado popular que consideró que el hombre, un joven de 26 años que en el momento de los hechos era legionario, asesinó a su ex pareja asestándole una puñalada en el cuello en el domicilio donde residía la víctima.
La resolución considera probado que el acusado y la víctima mantuvieron una relación de más de un año en la que convivieron de forma intermitente en el domicilio de ella y que tras algunas rupturas y reconciliaciones, la víctima finalizó definitivamente dicha relación a lo que se opuso el ahora condenado. El 8 de febrero de 2020 el hombre acudió al domicilio de la víctima y dentro de la vivienda, en la que encontraban solos el acusado y la mujer, se inició entre ambos una discusión por los celos del acusado.
En el transcurso de dicha discusión, él le “arrebató sus dos teléfonos móviles y comprobó que efectivamente había mantenido contacto con otras personas, lo que enojó al acusado, que al arrojarlos violentamente al suelo los rompió”. Seguidamente, continúa la sentencia, el acusado comenzó a agredirla, “la golpeó y la agarró del cuello por detrás, por lo que, aturdida por los golpes recibidos y por esa maniobra, cayó de espaldas en el suelo”. En ese momento el acusado tomó un cuchillo de la cocina “y con intención de acabar con su vida, estando la víctima en el suelo, sin posibilidad de ejercer defensa alguna, le propinó una cuchillada en el cuello con tal fuerza que le provocó un corte muy profundo” y finalmente la muerte.
A continuación, condujo su vehículo hasta el domicilio familiar en la localidad de Guadix y allí le contó lo ocurrido a su madre y hermano, diciéndoles que había matado a su novia “que no podía ser de otra manera y que lo hecho pecho”, tras lo que fue acompañado al cuartel de la Guardia Civil donde confesó.