La Asociación Profesional Justicia para la Guardia Civil, JUCIL, reclama a la dirección general de la Guardia Civil que de manera inmediata actualice el catálogo de puestos para el Servicio de Protección de la Naturaleza ante el alarmante déficit de efectivos que sufre esta unidad, dentro del cuerpo de la Guardia Civil.
La plantilla está incompleta en una de las unidades más sensibles, con una plantilla que no se ha renovado en los últimos 24 años, cuando se creó el SEPRONA con el objetivo de garantizar el derecho de los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente adecuado, así como el deber de conservarlo.
El secretario general de JUCIL, Ernesto Vilariño ha señalado “que ya en el 2010, el coronel jefe interino del servicio del SEPRONA, Jesús Rodríguez Lorenzo, hizo unas declaraciones en las que apuntaba la necesidad de contar con unos 800 efectivos más de los 1.804 que había en ese momento”.
Por tanto, el número de agentes no solo se ha reducido de manera preocupante en un 15% desde que se hicieron estos cálculos hace catorce años, sino que además no ha aumentado la plantilla desde la creación de esta unidad, algo que nos preocupa especialmente, ya que se ha perdido la capacidad operativa de la Guardia Civil en los montes y el entorno rural en general”, ha añadido. Los incendios son un fenómeno sin fronteras Los incendios se han convertido en los últimos años en una materia especialmente sensible y el SEPRONA no está en la actualidad a la altura de la circunstancia por falta de efectivos.
Para JUCIL los efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza eran reconocidos como una de las mejores policías ecológicas de Europa y sin embargo ahora se obliga a los componentes de las patrullas, no solamente a realizar inspecciones, sino que tras las mismas siempre queda llevar a cabo otras gestiones relacionadas con las denuncias e informes que eternizan las labores burocráticas y que hipotecan el tiempo de servicio de estas unidades, restándolo a otras de las muchas funciones que les son inherentes.
Para JUCIL la labor preventiva es crucial para reducir el número de incendios, de manera que con un mayor número de patrullas se ampliaría la capacidad de visualización de las zonas de alto riesgo. Con la posibilidad de detectar, por ejemplo, entornos donde es necesario limpiar zonas boscosas. Por el contrario, buena parte de estos efectivos, en pleno verano y ante la falta generalizada de agentes, se utiliza a las patrullas de SEPRONA para realizar labores de seguridad ciudadana de forma que deben prestar servicio en acontecimientos tales como encuentros deportivos, festejos, encierros taurinos, así como en festivales musicales.
Carrera de burros versus vigilancia de las zonas sensibles de incendios Ernesto Vilariño ha explicado “que es difícil de argumentar el criterio organizativo que hace como los efectivos del SEPRONA dediquen en estos momentos más horas a labores, por ejemplo de supervisar denuncias sobre el estado de perros en fincas, que en patrullar el monte para identificar a posibles pirómanos o como el reciente caso de efectivos del SEPRONA que tuvieron que supervisar una carrera de burros que se celebra tradicionalmente en la localidad de O Saviñao, en Lugo, en vez de estar sobre el terreno donde había ese día incendios en el monte”.
“La Xunta, a través de su Servicio de Medioambiente deberían ser los encargados de inspeccionar y controlar esta actividad y no restar efectivos del SEPRONA para cubrir un festejo tradicional y lúdico”, puntualiza Vilariño. Condiciones salariales y relevo generacional JUCIL pide, por otra parte, que la dirección general de la Guardia Civil de respuesta a las necesidades formativas de los efectivos del SEPRONA puesto que en los últimos años no se ha convocado ni realizado curso alguno de acceso a esta especialidad y que sus actuales integrantes reciban salarios inferiores, por ejemplo, a las Unidades de Seguridad Ciudadana, motivo este que ha generado la petición de otros destinos por parte de numerosos efectivos del SEPRONA.
La Asociación Profesional Justicia para la Guardia Civil ha recibido además denuncias de compañeros sobre el mal estado de las motos que utilizan en su trabajo, algunas de ellas con más de 15 años y que rondan los 60.000 kilómetros, así como quejas de afiliados que carecen de vestuario y calzado adaptado y específico para la conducción de las motocicletas por los montes, y falta de ropa adecuada para inspecciones en industrias, teniendo que efectuar este servicio con la uniformidad habitual y con monos desechables, no aptos para esta actividad para el secretario general de JUCIL, Ernesto Vilar.