Agentes de la Policía Nacional han intervenido 10.000 plantas de marihuana y dos granjas de minado de criptomonedas a un grupo de presuntos narcotraficantes. Se ha detenido a 14 personas y se han llevado a cabo 11 entradas y registros -10 en Barcelona y uno en Girona- en los que también se han intervenido más de 100 kilos de cogollos de marihuana, 16 armas, 16 vehículos y una embarcación de recreo.
Además, en uno de los registros se localizó un zoológico con 59 reptiles, 33 de ellos en peligro de extinción y otros 26 protegidos. En el operativo han participado más de 100 agentes de distintas unidades policiales y ha contado con la colaboración de las policías locales de Granollers, Lliçá de Vall y L’Ametlla del Vallès.
La investigación se inició el año pasado al tener conocimiento de la de la posible existencia de una organización criminal presuntamente dedicada al cultivo y venta de estupefacientes en las provincias de Barcelona y Girona.
Una vez que se constató la actividad de la organización a través de distintas pesquisas, se elaboró un informe patrimonial que mostraba unas ganancias económicas de uno de los integrantes de hasta siete millones de euros en los últimos tres años. Además, distintas averiguaciones permitieron detectar, según los investigadores, que la organización podría estar realizando su actividad ilícita desde hace diez años.
El grupo criminal utilizaba innumerables medidas de seguridad para evitar ser descubiertos. Tenían por costumbre utilizar inmuebles de alquiler, naves y casas, para establecer las plantaciones indoor que cambiaban de ubicación cada pocos meses, dificultando de este modo la labor policial. Además los investigados tomaban elevadas medidas de seguridad, manteniendo breves contactos personales con el resto de implicados, reuniéndose en lugares remotos y fuera de la ciudad.
Los domicilios de los principales responsables de la estructura criminal estaban fuertemente vigilados y dotados con cámaras de video vigilancia, sistemas de reconocimiento facial y de matrículas, rayos infrarrojos y detectores de movimiento, lo cual les aseguraba tranquilidad ante la posible presencia policial o contra posibles “vuelcos” (robos de drogas por otros grupos delictivos).
La organización criminal estaba liderada por cuatro varones y bajo su mando tenían a todo un entramado de personas ocupando cada una de ellas una función diferente en la organización criminal. Su círculo más cercano solían hacer labores de contra vigilancias y control de las diferentes plantaciones, que eran auxiliadas por electricistas y otras personas que ejercían como vigilantes nocturnos de la organización.