Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, han desarticulado una organización criminal internacional dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos. La investigación ha permitido incautar 1.000 kilos de cogollos de marihuana y 37 kilos de cocaína; desmantelar dos laboratorios para el procesamiento y distribución de la droga; e intervenir tres subfusiles y varias pistolas, así como bienes de lujo por un importe superior a los seis millones de euros.
Además, fruto de esta operación se han cursado órdenes europeas de investigación y comisiones rogatorias a otros países. La organización contaba con una estructura de sociedades en España, Colombia, Suiza y Portugal para blanquear el dinero procedente de sus actividades criminales. El dispositivo policial, en el que han participado más de 200 agentes, ha finalizado con la detención de 24 personas y la práctica de 13 registros en las provincias de Madrid y Guadalajara.
La investigación se inició a finales del año 2.020 cuando se detectó la llegada a Madrid de varios ciudadanos mexicanos, procedentes de Sinaloa, que rápidamente se instalaron en diferentes viviendas de lujo. Al poco tiempo, los agentes observaron que los recién llegados comenzaron a trabajar en grandes plantaciones de marihuana situadas en la provincia de Guadalajara, donde recibían visitas reiteradas de personas vinculadas al tráfico de drogas.
Un clan familiar vinculado con cárteles mexicanos de la droga
Con el avance de las pesquisas, los agentes identificaron a un clan familiar, vinculado con cárteles mexicanos de la droga, que había introducido en nuestro país más de diez millones de euros en metálico y oro de inversión con la finalidad de asentarse en España.
Los investigados comenzaron a comprar decenas de vehículos de lujo y viviendas de alto standing, así como a adquirir varios negocios y a constituir sociedades cuyo propósito, tal y como quedaría acreditado posteriormente, era canalizar los beneficios obtenidos de la venta de sustancias estupefacientes. Asimismo, los miembros de la organización no dudaron en comprar voluntades de distintos funcionarios para que les ayudaran a asentarse y a conseguir documentación.
Tras varias gestiones policiales, se evidenció que el clan familiar se relacionaba con personas, tanto españolas como extranjeras, con antecedentes y condenas vinculadas a la venta de sustancias estupefacientes, de forma que les facilitaban la entrada a un nuevo mercado que no era el suyo.