La Sección Segunda de la Audiencia de Navarra ha condenado a 2 años de prisión a un acusado que intentó matar a su mujer a cuchilladas el 30 de abril de 2019 en Los Arcos.
En la sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la Audiencia considera los hechos como constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa con la concurrencia de la agravante de parentesco, la atenuante de reparación del daño —por haber consignado 7.630 euros antes de la celebración del juicio— y la eximente incompleta de trastorno mental.
Los magistrados explican que los dictámenes psiquiátricos acreditan la existencia de un trastorno ansioso depresivo de corte psicótico que padecía el condenado el día de la agresión, que afectó gravemente a sus facultades cognitivas y volitivas y conllevó la pérdida de control de su conducta.
El procesado deberá indemnizar con 30.000 euros a la víctima, a la que no podrá acercarse ni comunicarse con ella durante 8 años.
El matrimonio residía en una vivienda de Los Arcos que el encausado abandonó el 20 de marzo de 2019 para irse a vivir a Mendavia con una hermana suya.
La madrugada del 30 de abril, el inculpado, que estaba de baja por estrés en la empresa en la que trabajaba, cogió su vehículo y se dirigió a Los Arcos, en donde aparcó en un lugar que no era visible desde la vivienda de su mujer.
Según considera probado la sentencia, cogió un cuchillo de cocina de 20 centímetros de longitud y sobre las 7.30 horas se acercó a la casa. Sabía que a esa hora su esposa llevaba en coche a la hija de ambos al instituto.
El acusado la sorprendió en el interior de la bajera, en donde guardaba el vehículo la mujer, quien, “asustada”, le preguntó: “¿Qué haces?”. “Vengo a matarte”, le espetó el marido. La empujó contra el coche y, blandiendo, el cuchillo, le repitió una y otra vez: “Te voy a matar, me has vuelto loco, me has vuelto loco, te voy a matar”.
La mujer, que pidió auxilio a gritos, sufrió cortes en ambas manos debido a su intento de defensa.
Según consta en la sentencia, el hombre quiso clavarle el cuchillo “en la cara y en el cuello”, así como en el cuerpo, sobre la parte izquierda de su torso, “a la altura de las costillas”. El inculpado le pinchó en la mejilla derecha, y, de la agresión en el cuello, a la víctima le protegió el plumífero con golletes altos que portaba.
Los gritos de auxilio fueron oídos por vecinos, en concreto por una pareja que reside en la vivienda adosada contigua. El vecino logró quitarle el cuchillo, momento en el que el encausado se quedó “paralizado y sorprendido”. Se desplomó y dijo que no había “dormido en toda la noche pensando en que la tenía que matar”.
Como consecuencia de la agresión, la mujer sufrió heridas incisas defensivas en ambas manos, así como hematomas en los dos brazos y erosiones superficiales en la cara, en la región lumbar y en el costado izquierdo. Necesitó 14 días para estabilizar dichas lesiones.