La Guardia Civil, en el marco de la operación denominada “Capellán”, ha desarticulado un grupo criminal dedicado a las estafas mediante la venta fraudulenta de los denominados bonos de remisión. Han sido detenidas cinco personas unidas entre sí por lazos familiares y sentimentales, estando lideradas por una persona que ya fue detenida en 2014 en el marco de la operación “Currusco”.
Los detenidos se dedicaban a comercializar al margen de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), billetes exóticos de muy escaso valor monetario y que vendían por cientos y miles de euros, incluso por participaciones, llegando a acumular por este medio en un breve espacio de tiempo más de 1,5 millones de euros.
El grupo criminal había creado un entramado financiero y empresarial dotándolo de una apariencia militar y religiosa, dedicada a captar a personas con escasa cultura financiera.
Fin de la operación “Currusco”: inicio de “Capellán”
La operación comenzó a finales del año pasado tras la finalización de la operación “Currusco”, cuando los investigadores tuvieron conocimiento de que uno de los detenidos había visto incrementado su patrimonio de manera exponencial sin justificación. Esta persona, dedicada a repartir comida a domicilio, había aumentado su patrimonio, tanto inmobiliario como de vehículos, estando al frente de un entramado societario de carácter internacional que levantó las sospechas de los investigadores.
Los agentes pudieron comprobar como alrededor de esta persona y su entorno sentimental y familiar, se había formado un grupo con características de ser considerad criminal y que se dedicaba a la venta de billetes denominados exóticos, de procedencia africana o asiática, que tenían escaso valor monetario llegando a poder adquirirse a través de plataformas de compra por internet, no superando su valor de venta el euro en la mayoría de las ocasiones.
La captación de las víctimas se realizaba mediante video conferencias a las que dotaban de un estilo de telepredicadores americanos, llegando a crear de manera ficticia una orden/fundación de carácter militar y religiosa. El líder se presentaba como General Comandante de los Capellanes para España y Francia o incluso como líder de los capellanes de Europa, Asia y Oceanía, y explicaba que realizaba estas ventas de billetes para ayudar a personas con dificultades financieras.
A sus ayudantes también les presentaba como capitanes capellanes o coroneles para dotar de estética militar a la organización. Para perfeccionar sus estafas, celebraba de manera presencial reuniones en salones de conferencias de hoteles, en las que aparecía acompañado de cómplices que en momentos determinados incitaba al público a aplaudir y a interactuar, todo ello al más puro estilo del marketing de ventas colectivas.
Esta persona llegó a confesar a su audiencia que ya tenía muy avanzada la creación de su propia moneda, la cual estaría sustentada en estos billetes los cuales estaban muy próximos a incrementar su valor de un modo exponencial.
Con el dinero que llegó a recaudar el líder de este entramado, pasó de repartir comida a domicilio a comprar una antigua sede de una sucursal bancaria por 300.000 euros, llegando a montar todo un entramado societario y financiero, con operativa en distintos países de Europa y Sudamérica, como modo de canalizar los ingentes beneficios que obtenían.
Hasta el momento se han identificado más de 200 afectados por estas prácticas y se ha localizado un patrimonio inmobiliario de más de 1,5 millones de euros sin justificación de su procedencia, así como multitud de vehículos muchos de ellos de alta gama.
La explotación de la operación “Capellán” ha finalizado con cinco detenciones y cinco registros tanto en domicilios como en sedes sociales de las entidades vinculadas al grupo investigado.