Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Policía Nacional de Colombia, Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y EUROPOL, han desarticulado una organización que introducía en España cocaína impregnada en cajas de cartón para el transporte de fruta. Han sido detenidas 28 personas.
La investigación se inició en agosto de 2022 cuando los agentes recibieron información aportada por el Oficial de Enlace de la Policía Nacional de España en Colombia, en la que se comunicaba la posible contaminación de un contenedor con destino al puerto de Málaga, operado por dos empresas –una exportadora y otra importadora- relacionadas con el comercio de frutas.
Una empresa de importación de fruta y un ex sicario colombiano
Los agentes iniciaron entonces una investigación sobre la empresa de importación de frutas, con sede en Málaga. Fruto de estas gestiones pudieron averiguar que esta organización se había reunido, en varias ocasiones, con los hijos de un ex sicario colombiano, jefe de una “oficina de cobro” que vendía sus servicios a los cárteles colombianos instalados en nuestro país. En los últimos años, este hombre había reconvertido su negocio de cobro y sicariato en una potente organización de introducción y distribución de cocaína en España. Los miembros de esta familia estaban asentados en Madrid y Toledo y contaban con un gran número de inmuebles, pisos de seguridad, empresas, vehículos y un extenso grupo de personas a su disposición.
En el transcurso de la investigación, y rodeado de fuertes medidas de seguridad, se pudo localizar el “buque insignia” de esta organización, un laboratorio instalado en una finca rústica de grandes dimensiones situada en La Puebla de Montalbán (Toledo). Los agentes pudieron observar que la organización operaba como una familia mafiosa, destacando su hermetismo y perfecta jerarquía entre todos los miembros de la misma. El cabecilla de la familia transmitía las directrices a los miembros de más alta jerarquía, que eran sus propios hijos y su sobrino venido de Colombia, para que éstos lo difundieran a los escalones más bajos, encargados de las labores más expuestas como transportes de sustancia estupefaciente y de dinero obtenido de la venta de la misma.
Cargamento de plátanos en cajas de cartón contaminadas
En un momento de la investigación, los agentes detectaron la llegada al puerto de Málaga de un contenedor, procedente de Colombia, en cuyo interior se encontraba un cargamento de plátanos dentro de cajas de cartón contaminadas. Los miembros de la rama de la organización asentada en Málaga, dueños de la empresa de importación, alquilaron una nave industrial en una pequeña población, donde procedieron al cambio de las cajas que venían impregnadas con cocaína por otras nuevas. Para esta labor, contrataron a una cuadrilla que estuvo durante tres días realizando este trabajo, bajo las órdenes de los principales investigados y pernoctando en una finca cercana, aislados totalmente del exterior. Las cajas contaminadas fueron transportadas a Madrid, donde permanecieron ocultas en un trastero de la localidad de Leganés, entre fuertes medidas de seguridad. Por otra parte, las nuevas cajas con los plátanos fueron trasladadas hasta Mercamadrid, para continuar simulando así la actividad comercial que servía de fachada.
Una vez recibida la droga por parte de los miembros de la organización en Madrid, éstos iniciaban una actividad incesante ya que debían de recibir a los encargados de la extracción y procesamiento de la droga, quienes llegaban a nuestro país por un corto periodo de tiempo, el necesario para la extracción de la droga. Uno de estos hombres era un experimentado “cocinero de droga” que había trabajado para el “Clan del Golfo” donde dirigía producciones mensuales de cuatro toneladas de droga.
Laboratorio clandestino en una plaza de toros
La investigación se centró en ese momento en el laboratorio de La Puebla de Montalbán (Toledo). La finca que albergaba el laboratorio contaba con un campo de olivos, una explotación ganadera y una plaza de toros. En esa plaza de toros, concretamente en la parte inferior del tendido, se encontraba instalado el laboratorio, que estaba dividido en diversas zonas, cada una de ellas con una finalidad específica y que, en conjunto, posibilitaba la producción de una gran cantidad de estupefaciente. Con el establecimiento de ese laboratorio, la organización pretendía crear una vía continua de producción en nuestro país, para lo que utilizaban equipos similares a los utilizados en los grandes laboratorios de Colombia.
El pasado mes de junio se realizó el asalto al laboratorio, con el apoyo del Grupo Especial de Operaciones (GEO), donde ya habían empaquetado la droga en bloques o “ladrillos” de un kilogramo de clorhidrato de cocaína. Los agentes interceptaron dos vehículos que salían del laboratorio en ese momento, uno de ellos, conducido por el hijo mayor del clan, transportaba 21 kilos de cocaína recién fabricados y listos para su fabricación. En esta primera fase, los agentes detuvieron a 18 personas, de las que 11 mantenían relaciones de parentesco familiar. En los registros practicados se intervinieron más de 240.000 euros, 26 kilos de clorhidrato de cocaína, 13 vehículos, dos armas de fuego y 20 kilos de cocaína base, listos para su procesado en clorhidrato de cocaína.