Guardia Civil
Efectivos del Área de Patrimonio, pertenecientes a la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Albacete, dentro del marco de la operación “PESQUETE”, desarrollada en Castilla La Mancha, Cataluña y Comunidad Valenciana, han desmantelado una activa organización delictiva, especializada en la comisión de robos en viviendas habitadas y establecimientos públicos.
La operación policial se ha saldado con la detención de doce personas e investigación de otras cuatro, con edades comprendidas entre los 21 y los 39 años, de nacionalidades peruana, española y marroquí.
Además, la Guardia Civil da por esclarecidas 22 infracciones penales, entre ellas robos con violencia e intimidación con arma de fuego, tenencia ilícita de armas, tráfico de drogas, detención ilegal, lesiones, pertenencia a organización criminal, etc.
Investigaciones
La operación policial se inició a raíz de haberse tenido conocimiento de la comisión de un robo con violencia e intimidación, cometido el pasado mes de diciembre de 2022, en una vivienda particular de la localidad albaceteña de Fuentealbilla cuyos moradores se encontraban en su interior.
Según pudieron conocer los agentes del Cuerpo, los asaltantes, esgrimiendo un arma corta y un cuchillo y, tras amenazar y golpear a los moradores, les sustrajeron diversos efectos de valor del inmueble como relojes, joyas, un teléfono móvil y 700 €. Además, antes de huir del lugar, los autores introdujeron a los dueños en una habitación de la casa que cerraron con llave.
De las gestiones practicadas, la Guardia Civil pudo constatar la minuciosa planificación del robo por parte de los miembros de una organización delictiva, compuesta por personas de distintas nacionalidades, contando todas ellas con una amplia experiencia en este tipo de hechos delictivos.
Organización delictiva y modus operandi
Desde las primeras pesquisas desarrolladas en el marco de la operación “PESQUETE”, los investigadores pudieron conocer el “modus operandi” utilizado por la organización criminal, poniendo de manifiesto que su actividad delictiva giraba en torno al tráfico de drogas y que, en base a ello, cometían el resto de delitos que finalmente se le han atribuido.
De esta forma, la organización estaría compuesta por dos cédulas operativas; la primera asentada en la localidad castellonense de Onda, formada conjuntamente por ciudadanos peruanos, españoles y un marroquí, y la segunda ubicada en la provincia de Cuenca por ciudadanos españoles.
Ambas células se dedicaban a la distribución de drogas como ocupación principal, no obstante, cuando alguna de ellas recibía una información sobre un lugar donde realizar un robo que pudiera resultar lucrativo para sus intereses, ambas se activaban y se coordinaban para materializarlo, realizando reconocimientos previos del lugar.
Una vez recibida la información, los líderes de ambas células estudiaban los robos al detalle, determinando y repartiendo los roles de cada uno de sus miembros, entre los que figuraban los de infraestructura (comunicaciones, vehículos a utilizar, etc..), personas que materializaban los robos, vigilantes, etc. Una vez cometido el ilícito penal se dirigían hacia un lugar seguro, a cientos de kilómetros de distancia, donde repartían el botín.