De la ley del «solo sí es sí» a la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana: trabas a la policía y ventajas para el infractor

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Luís Martínez 

Dicen que de los errores se aprende. La Ley Orgánica 10/2022, conocida como la ley del «solo sí es sí», ha supuesto la rebaja de un gran número de condenas y de excarcelaciones de reos acusados de delitos contra la libertad sexual, una circunstancia deleznable que pudo ser prevista y, por ende, evitable, si se hubiese consultado previamente con expertos jurídicos.

De hecho, la retroactividad de los derechos favorables es uno de los principios legales que se imparten en primero de derecho. Esto significa que si una ley es más favorable, aunque surja con posterioridad, debe ser tenida en cuenta para todo aquel que esté siendo juzgado y cumpliendo condena. Un error muy grave que ya los propios políticos están tratando de subsanar.

Ahora toca modificar la Ley de Seguridad Ciudadana, no por necesidad, sino por negociación política e intereses partidistas. Si realmente fuera por necesidad la reforma iría encaminada a un endurecimiento de las sanciones y un respaldo jurídico para el policía en una sociedad que cada vez conlleva más dificultades de convivencia. De nuevo una decisión apresurada que puede desembocar en consecuencias nefastas para el día a día de la seguridad ciudadana.

¿Se ha consultado con expertos en la materia?

La Policía es la encargada a diario de aplicar esta ley, de enfrentarse a serios problemas de seguridad, carencia de civismo, incautación de armas y drogas en las calles, faltas de respeto, desobediencias, etc… ¿Se les ha preguntado? Parece ser que no, pues de lo contrario estarían de acuerdo y los sindicatos policiales no hubieran organizado una manifestación en protesta contra esta precipitada reforma. Si la policía que es la experta en la materia te está diciendo que no lo hagas, por algo será.

El político hace las leyes, pero deben ser consultadas con expertos y profesionales de la materia. De lo contrario, tendremos otra ley del «solo sí es sí» en el ámbito de la seguridad ciudadana, seguridad que atañe a cualquier persona que salga a la calle: a ti, a mí, a nuestros padres, abuelos…

La Policía es la herramienta para garantizar la buena convivencia y paz social. Si se reforma una ley sin tenerlos en cuenta con matices que dificultan sus intervenciones, llegará un momento en el que no podrán hacer nada para garantizar o mantener dicha seguridad ciudadana. Como bien se dice, si no se protege a quien nos protege estaremos abocados al fracaso.

Y todo ello sin tener en cuenta que nos encontramos en una sociedad muy cambiante, donde prima la violencia, la mala educación y la falta de valores. Esta reforma puede conllevar el aumento de esta violencia y la consiguiente pérdida de autoridad policial cuyo resultado será el no poder garantizar la seguridad de todos en la calle. Ahora se está a tiempo de evitar y prever.

Esperemos que esta vez se aprenda de los errores y que no se permita la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana que, recordemos, sólo pone trabas al trabajo policial en detrimento del beneficio de todo aquel infractor que está al otro lado de ley, el cual sale ganando con esta nueva redacción.


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