Redacción
El centro de protección animal de la Diputación de Zaragoza recogió el año pasado 249 perros sin dueño que vagaban por los municipios de la provincia y que fueron trasladados a las instalaciones de Movera para ser atendidos. Se trata de 41 animales más que en 2021, una cifra que supone un incremento del 20% y que se sitúa en valores previos a la pandemia.
“La pandemia supuso un punto de inflexión, la situación provocó que el número de abandonos disminuyera pero las cifras han vuelto a incrementarse.
Al mismo tiempo, a lo largo del año pasado la Diputación de Zaragoza dio en adopción a 215 de las mascotas que estaban siendo atendidas en el centro”, destaca el diputado delegado del centro de protección animal de la DPZ, Miguel Sanz, quien recuerda que adoptar a estos perros es totalmente gratuito. “De esta forma se facilita el proceso de adopción dejando claro que la prioridad es fomentar las adopciones responsables y con todos los requisitos legales», subraya Sanz.
La Diputación de Zaragoza destina cada año una partida presupuestaria a la recogida y el cuidado de los perros sin dueño que aparecen vagando por toda la provincia o que son decomisados por el Seprona y el Gobierno de Aragón. El año pasado el coste de este servició superó los 300.000 euros, lo que permitió atender a los animales y continuar trabajando para encontrarles un hogar a la gran mayoría.
En los últimos seis años, desde 2016, este servicio ha recogido a un total de 1.642 perros y ha logrado encontrar un hogar para 1.655. «Esto demuestra que el sistema que tenemos implantado para buscar una familia a todos los perros de nuestro centro sigue funcionando con garantías” subraya Sanz.
Perros potencialmente peligrosos, los que más cuesta dar en adopción
Durante los últimos años la tasa de adopciones del centro ha llegado a índices del 100% en alguna ocasión, aunque se mantiene la dificultad de dar salida a algunos perros. “Los perros que más cuesta dar en adopción son los potencialmente peligrosos (PPP)”, señala el diputado delegado del centro de protección animal de la DPZ, quien explica que esto se debe a que el proceso para adoptarlos “se ralentiza ya que los dueños deben poseer la licencia obligatoria”.
Se les cura, se les cuida y se les implanta el chip obligatorio
El centro de protección animal de la Diputación de Zaragoza se puso en marcha en 1994 para hacer frente al problema de salud pública de los perros vagabundos. Como la gran mayoría de los municipios no tenían recursos para resolverlo, la institución provincial aprobó un convenio marco al que están adheridos casi la totalidad de las localidades de la provincia (la capital tiene su propia recogida).
Los ayuntamientos son los únicos que pueden solicitar la retirada de animales abandonados o sin dueño. No obstante, si un vecino quiere entregar el suyo, tiene que hacerlo previo visto bueno de su consistorio y sabiendo que debe pagar una tasa de 57,5 euros y que además no se aceptan perros gravemente enfermos.
Cuando se recibe un aviso de recogida, los técnicos del centro de protección animal se trasladan al municipio, lo capturan y lo llevan a las instalaciones de Movera. Si porta el chip obligatorio, se intenta localizar al dueño, que además de tener que pagar una tasa de 80 euros para llevárselo se enfrenta a una posible sanción administrativa. Si no es posible contactar con el propietario, el perro pasa a manos de la Diputación.
Tanto esos animales como los que no llevan chip, que son la gran mayoría, son inscritos a nombre de la institución provincial en el Registro de Animales de Compañía de Aragón. Para entonces, ya han sido atendidos por los veterinarios, ya que a todos los perros se les hace una exploración nada más llegar, se les curan las enfermedades o heridas que puedan presentar, se les desparasita interna y externamente y se les vacuna.
Una vez dados esos pasos, comienza el proceso de búsqueda de dueños para los perros. Normalmente, son adoptados a corto o medio plazo, aunque algunos llegan a pasar muchos meses en el centro. Pese a todo, incluso los casos más complejos se suelen resolver gracias a la colaboración de las sociedades protectoras de animales.