La Audiencia de Cádiz ha condenado a una mujer que mató a su pareja a 18 años de prisión por un delito consumado de asesinato con alevosía. La sentencia, siguiendo el veredicto del Jurado popular que la declaró culpable, indica que concurre la agravante de parentesco y las atenuantes de confesión y de arrebato. Además, pierde la patria potestad de los dos hijos que tenía en común con su pareja y les tiene que indemnizar con 110.000 euros a cada uno de ellos.
El jurado popular declaró culpable a la mujer al considerar probado que mató su pareja en la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera al golpearle repetidamente en la cabeza con un rodillo de amasar mientras dormía, para después clavarle en el cuello un cuchillo. Pero también consideraron que concurrían dos atenuantes: la de arrebato y confesión.
Así, la resolución explica que el 20 de septiembre de 2018 la víctima descubrió una infidelidad por un mensaje de WhatsApp por parte de la acusada “que provocó desde ese momento una situación de tensión y desasosiego en la pareja”. A partir de ese momento, el jurado consideró probado que la acusada “se encontraba bajo un estrés emocional relacionado con el trato que recibía de su pareja, consistente en amenazas, maltrato físico y psicológico, humillaciones públicas y privadas” desde el viernes 20 de septiembre de 2018 hasta el 26 de septiembre, día en que ocurrieron los hechos.
Esa situación “le llevó a un estado emocional intenso con angustia, miedo e ira que se manifestó impulsivamente y en cortocircuito, escapando en parte de los controles de su voluntad que mermaba levemente capacidades cognitivas y volitivas”, aunque en su grado mínimo.
El día de los hechos, la acusado cogió un rodillo de madera de amasar y “con ánimo de acabar con la vida de su pareja”, y aprovechando el estado en el que se encontraba, acostado en la cama de matrimonio y dormido, “golpeó repetidamente y desde atrás en la cabeza y cogió un cuchillo de cocina de unos 14 cm de hoja y se lo clavó en el cuello, y usando nuevamente el rodillo le golpeó nuevamente la cabeza, en la mano izquierda, en el abdomen , y se lo colocó en el cuello ejerciendo presión contra el mismo asfixiándolo”.
Tras los hechos, “aún en estado de shock, sin que se dirigiese contra ella ningún proceso, confesó los hechos la a las autoridades, acudiendo a un vecino que era guardia civil jubilado y luego de forma inmediata los agentes acudieron a su domicilio, colaborando en todo momento con los agentes de la autoridad y las autoridades judiciales”. motivo por el que concurre también la atenuante de confesión.